Zaragoza deja morir las instalaciones del Frente Fluvial de Ranillas: así está 17 años después.

Zaragoza 04 de Junio de 2025

La asociación El Legado de la Expo prepara un informe con los daños y presentará sus propuestas el 14 de junio, por el aniversario de la muestra.

Zaragoza tiene uno de los bancos más grandes del mundo. Con 675 metros y 126 asientos circulares, permite a los visitantes disfrutar de unas increíbles vistas del río. La espectacularidad del Banco Ecogeográfico del Frente Fluvial se diluye cuando en lugar de mirar al Ebro se repara en su lamentable estado. Faltan azulejos en el mosaico y las planchas metálicas de acero están corroídas. No se hace justicia a la brillante creación de Isidro Ferrer, Enric Battle i Durany y Joan Roig i Durán.

Los paseos por el Frente Fluvial dejan un sabor agridulce, sobre todo cuando se piensa en lo que puso ser y solo durante unos pocos años fue. Hubo un tiempo en el que una empresa del Ayuntamiento, Desarrollo Expo, mantenía el Parque del Agua y el Frente Fluvial. “Entonces las cosas se arreglaban, se reponían. Pero luego se fueron dañando y cuando dejó de funcionar la sociedad la gestión cambió”, explica Miguel Ipás, de la asociación Legado Expo. 

Desde el punto de la jardinería, el mantenimiento funciona. Lo que falla es el entorno, los toldos, el abandono del quiosco y una zona infantil que pasó años sin reparar y que han terminado quitando. Ipás recuerda que durante la primera década funcionó y se intentó mantener las concesiones porque daban vida al parque. “Sin concesiones pierdes vida y actividad en la zona y hay más vandalismo y daños”, lamenta.  

El presupuesto del Ayuntamiento de Zaragoza reserva 3,2 millones de euros hasta 2028, 200.000 euros para este mismo año, para recuperar el Parque del Agua. Desde la asociación no terminan de creérselo. 

El graderío natural, con vistas al río, cumple su papel. Realiza una función de muro, pero bien integrado en el paisaje. La zona que ocupa del Frente Fluvial es inundable y ese fue el motivo por el que se retiraron, cuando finalizó la muestra, ‘Agua Extrema’, ‘El Faro’, ‘Sed’, ‘Oikos’, ‘Ciudades del Agua’ y ‘Agua Compartida‘, las plazas temáticas. Desde entonces, solo en una ocasión entró en ellas el Ebro, en la gran riada de 2015.

Desde el Legado de la Expo lamentan el “estado de “abandono” de la plaza, con “demasiadas superficies asfaltadas e impermeables, falta de sombra y alta exposición solar”. No se integra con el entorno ribereño, no facilita las conexiones con el Parque del Agua y el estado de algunas de las intervenciones artísticas es deplorable. En el informe que presentarán el 14 de junio, coincidiendo con el 17 aniversario de la muestra, mostrarán una “foto fija” del espacio y las ideas de sus técnicos. “No va a ser criticar por criticar. Es enseñar cómo está y las posibilidades de mejora”, defiende.

Una de las plazas temáticas, ‘Sed’, sigue viva en Valladolid, donde ocupa un espacio urbano como ‘La Cúpula del Milenio’. En Ranillas no se podían quedar por motivos de seguridad. Sí continuaron las intervenciones, en algunos casos, como muestra de desidia integral. 

Unas vallas rodean ‘Enjoy your waterfront’, de Studio Italo Rota (Estudio de diseño), un gran mosaico de la plaza ‘Ciudades del Agua’. Sobre un banco justo al lado reposan cachitos de la intervención artística, que poco a poco se ha ido desmoronando. Fabricada con hormigón (patas), pintura roja (recubrimiento protector de las patas), azulejo cerámico (recubrimiento de la parte posterior del soporte) y teselas de gres vidriadas (mural), no es ya ni la sombra de lo que era. “Se fueron cayendo pequeños rozos, se arreglaron los primeros. Había un plan de restauración pero nadie lo aplicó, aunque lo hemos denunciado”, explica Ipás, que indica que si algún día lo quieren arreglar ellos tienen la foto original.

Desde el Legado Expo prepararon unos carteles que indicaban el nombre de la plaza, el arquitecto y lo que significaba. Hace un par de años las quitaron porque dijeron estaban “en mal estado”. Nunca más las volvieron a colocar. 

Durante la Expo, unos toldos redondos protegían a los visitantes del sol. Se cambiaron porque se caían, y se instalaron otros nuevos con los nombres de los 104 países que participaron en la Expo. Había, incluso, turistas que buscaban el suyo para retratarse con él. Apenas quedan ahora diez o doce. Han vuelto a instalar, justo al lado, unos cuantos toldos de colores. 

Hay, en ocasiones, elementos que desaparecen de la noche a la mañana. Uno de los últimos fue un escenario de madera, donde se llegó a celebrar alguna actuación, y del que desde hace unos días ya no queda nada. Justo al lado había un seto con algunas ramas secas, y también lo retiraron, detalla Ipás. 

Desde el Legado Expo no quieren adelantar si su informe será positivo o negativo. “Dirá cómo está y qué se debe mejorar. La jardinería está bien cuidada, pero el resto, no. Estás perdiendo imagen de ciudad y aprovechamiento. Esto es un atractivo más. Hay un Acuario, el Mobility City que diseñó Zaha Hadid. En dos años estará la Torre del Agua. Si el resto de la zona no la cuidas, pierdes una ocasión de vender la imagen de tu ciudad, de la Zaragoza moderna”, lamenta. 

Un amasijo de telas desgajadas

Uno de los pabellones más visitados durante la Expo fue el Faro, que se construyó a base de barro, paja y madera para dar a conocer el trabajo de colectivos alternativos y ONGs. Estaba coronado por una panémona, un rotor de eje vertical lento, sencillo y sin averías, que es en la actualidad poco más que un amasijo de telas desgajadas.  

Desde la asociación aseguran que de las 109 farolas ornamentales de la Expo solo funcionan 4 o 5. El anfiteatro, uno de los escenarios estrella del Vive Latino, sigue infrautilizado. El vandalismo, las intervenciones en mal estado y los espacios aún sin uso provoca una sensación de “abandono y dejadez” que, como denuncia la asociación, “sigue lastrando la imagen de la postexpo”. 

Fuente: Heraldo