El Parque del Agua ‘Luis Buñuel’, un patrimonio en riesgo

Por

  • IÑAKI ALDAY, MARGARITA JOVER, PABLO DE LA CAL, JAVIER MONCLÚS Y FRANCISCO PELLICER

Desde las Jornadas sobre Ríos y Ciudades (1996) en las que la ciudad de Zaragoza reevaluó su relación con el río Ebro, el Ayuntamiento, en colaboración con la Universidad, colegios profesionales y actores sociales, estableció una estrategia que se incorporó al Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) en 2001 y se materializó en el proyecto de Recuperación de las Riberas del Ebro (2001-2008). 

Los proyectos clave se abordaron aprovechando la ocasión de la Expo Internacional 2008, que brindó recursos económicos inusualmente generosos, unidad política y social, y un plazo de ejecución. Uno de los ejemplos más destacados es el Parque del Agua.

El Parque del Agua ‘Luis Buñuel’ fue concebido como un parque metropolitano complementario al recinto de la Expo 2008. Surgió de la integración y armonización de varios proyectos en un área de más de 150 hectáreas, de manera que el parque y las riberas del meandro de Ranillas se convirtieron en un conjunto inseparable. Este parque representa el mayor espacio público de la ciudad y se erige como la columna vertebral de la infraestructura verde de Zaragoza. Además, desempeña un papel esencial en la protección frente a las inundaciones en zonas urbanas propensas a fuertes crecidas.

Todavía estamos a tiempo de que el Parque del Agua siga siendo el gran pulmón verde de Zaragoza en lugar de un enorme espacio abandonado de aguas estancadas, malolientes y llenas de insectos. El parque es un sensacional espacio, modelo internacional de espacio ecológico, disfrutado por los ciudadanos y estudiado en las escuelas de paisajismo de todo el mundo. El agua organiza los espacios del parque mientras se limpia por medio de filtros verdes naturales hasta alcanzar lo que casi parece un milagro: agua con calidad para el baño público.

El proceso se inicia en el canal de depósito a lo largo de la Avenida de Ranillas, donde el agua del subsuelo se airea en una cascada y el agua de la acequia o del río se clarifica hasta ser transparente. Después, el acueducto (ahora abandonado) y las áreas de carrizos se encargan de limpiar el agua de restos fecales y de otros componentes no deseados por medio de ‘piscinas’ de gravas bajo las que el agua circula. Una vez limpia, el agua desciende por el azud a las lagunas y canales, que también tienen vegetación en los márgenes para mantener la calidad. Pero la falta de mantenimiento de los últimos años, en los que los carrizos nunca han sido suficientemente cosechados, el agua se embalsa donde no debe y no llega a las zonas donde se la espera. Higueras están creciendo en lo que eran lagunas, e islas han aparecido al final de los canales. El equilibrio está a punto de romperse. Lo que ha sido un oasis de agua y frescor en nuestro clima seco se puede convertir en cualquier momento en un inmenso pantano de aguas pútridas e insectos y fauna indeseadas. Aún estamos a tiempo de reconducir la situación y salvar el parque mediante operaciones de mantenimiento, en lugar de un dramático y costosísimo cierre y reparación masiva.

Aún estamos a tiempo de reconducir la situación y salvar el parque mediante operaciones de mantenimiento, en lugar de un costosísimo cierre y reparación masiva

La estructura hidráulica del parque tiene una triple fuente: la acequia del Rabal, un bombeo directo del cauce del Ebro y los pozos excavados en el acuífero. El agua, purificada en un filtro verde y conducida a través de los canales y estanques, es aprovechada como componente del paisaje, como recurso de riego y para el disfrute deportivo y lúdico, y luego vertida en el del Ebro con una calidad muy superior a la del punto de captación. Sin duda, el ciclo del agua en el parque constituye el alma del parque, el elemento más significativo y original, y un proyecto replicable por su calidad patrimonial.

Lamentablemente, los cambios en la política municipal llevaron a la desaparición de la empresa pública @desarrolloexpo que gestionaba los espacios verdes generados por el Plan de Acompañamiento de la Expo 2008, y con ella una dejación preocupante del mantenimiento de las infraestructuras hidráulicas del parque, el abandono de los jardines botánicos y el descuido de las intervenciones artísticas, así como el banco ecogeográfico, un elemento importante en la recualificación del frente fluvial. La sociedad civil (Asociación Legado Expo 2008 y la asociación cultural Nómadas por la Creación) han denunciado oficialmente al Ayuntamiento y a través de los medios y redes sociales esta situación, sin que la administración municipal haya prestado la necesaria atención a sus justificadas demandas.

Los firmantes de este artículo, promotores de ideas y proyectos en el marco del Plan de Acompañamiento de la Expo 2008, reclamamos a los nuevos gobernantes la necesaria atención para la conservación y disfrute de este extraordinario patrimonio natural y cultural de Zaragoza.