La Exposición Hispano-Francesa catapultó la modernidad en la arquitectura zaragozana

La capital aragonesa vivió el mayor crecimiento urbanístico de la contemporaneidad gracias a la Exposición Hispano-Francesa de 1908. La muestra trajo consigo un cambio en el diseño urbanístico de Zaragoza. Concretamente, supuso el estallido final del historicismo y modernismo en la ciudad y de la conocida como arquitectura ecléctica, para dar paso al albor de una nueva etapa: la modernidad.

Así se ha analizado en la primera conferencia del ciclo “Zaragoza 1900-2012: de la arquitectura modernista a la ciudad de futuro” que organiza este mes de enero la Demarcación de Zaragoza del Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón y la Obra Social de Ibercaja en el Museo Camón Aznar. Durante cuatro jueves, se analiza la evolución del diseño urbanístico de la capital aragonesa en los últimos 112 años.

La primera charla, que ha llevado por título “Zaragoza 1900-1939: el albor”, ha sido impartida por el arquitecto y profesor titular de Proyectos de la Universidad de Zaragoza Carlos Labarta, que ha señalado que es una época caracterizada por la convivencia de los eclecticismos con las vanguardias, una arquitectura internacional y la llegada del racionalismo.

Para Labarta, la Exposición Hispano-Francesa “supuso un hito decisivo tanto en el crecimiento de la ciudad como en el nacimiento de una nueva etapa para la historiografía de la arquitectura contemporánea de Zaragoza”.

En este sentido, el arquitecto ha explicado que hubo un primer periodo de transición de una tradición ecléctica renovada y autóctona a planteamientos más contemporáneos. “La Exposición de 1908 supuso el paso de la tradición y el eclecticismo a posturas y mentalidades más abiertas a las nuevas tendencias”, ha indicado.

Edificios como el Museo de Zaragoza, el Gran Casino, la Escuela de Artes y Oficios, el Quiosco de la Música o el Monumento a Los Sitios fueron algunos de los emblemáticos edificios que legó la Exposición Hispano-Francesa a la ciudad. La muestra supuso, además, la urbanización de la Huerta de Santa Engracia (actual plaza de Los Sitios), la zona de Independencia y del Paseo de Sagasta

Se trata de una época en la que coexisten la arquitectura historicista (imitar estilos de otras épocas incorporándole algunas características culturales de la época) y ecléctica (mezclar estilos para dar forma a algo nuevo) con arquitectos como Ricardo Magdalena (Edificio Paraninfo, Monumento a los Mártires, Museo de Zaragoza) o Félix Navarro (Mercado Central, Palacio de Larrinaga).

Prueba de ello son también emblemáticos edificios como el Matadero de Zaragoza, el Antiguo Banco Aragón, la Academia General Militar, la Casa Mantecón o el edificio de Correos; todos ellos, construcciones realizadas en estos años.

Estos devaneos arquitectónicos tuvieron su punto de inflexión con una obra emblemática y que transformó los estilemas de la arquitectura española creando un espíritu nuevo. Se trata del Rincón de Goya (1926-1928), del arquitecto zaragozano Fernando García Mercadal. Es un edificio emblemático del patrimonio arquitectónico español, puesto que fue el primer ejemplo de arquitectura racionalista que se diseñó en España.

Precisamente, este espíritu nuevo, expresión de la arquitectura moderna, tuvo su máximo representante en el Grupo de Artistas y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea (Gatepac), fundado en el Gran Hotel de Zaragoza en octubre de 1930 y “capitaneado” por García Mercadal.

Este grupo, según ha señalado Labarta, marcará las pautas del movimiento moderno en la ciudad que propagarían las ideas racionalistas-funcionalistas, que tuvo su correspondencia urbana en la Gran Vía de Zaragoza.

El historicismo, el eclecticismo y el racionalismo fueron las tres líneas de fuerza arquitectónica que dejaron un nutrido elenco de obras arquitectónicas en la ciudad “que reflejan espléndidamente los valores de una época que marcó indeleblemente a Zaragoza”.

Esta etapa, tal y como ha resaltado Labarta, finaliza con una cuarta vía que marcó tanto el desarrollo urbano como la arquitectura: la vivienda obrera. Es en la década de los años 30 cuando, debido a la Ley de Casas Baratas, alcanza su máximo exponente con la construcción de la Ciudad Jardín, del arquitecto Miguel Ángel Navarro.

CICLO DE CONFERENCIAS

El próximo jueves, 17 de enero, a las 19.00 horas, el profesor Labarta hará un repaso de los años 40 hasta 1985, etapa marcada por la autarquía y la modernidad. Las dos últimas sesiones del ciclo serán el 24 y el 31 de enero, a cargo del catedrático y arquitecto Miguel Ángel Alonso del Val. En la primera, examinará el desarrollo de Zaragoza desde finales de los 80 hasta la Exposición Internacional de 2008. Por último, la cuarta conferencia hablará de la crisis y el futuro en el diseño urbanístico de la ciudad.

Fuente: AragonPress